La pintura mural política



En Julio de 1963 nace la pintura mural política en Chile


Nació con el mural monumental que se pintó en el puente Capuchinos, sitio de enorme visibilidad, ya que por allí pasa el grueso del tránsito que circula entre Valparaíso y Viña del Mar. Tenía cerca de ciento treinta metros de largo y una altura que oscilaba entre los tres y los seis metros. Trabajaron en él tres equipos diferentes, integrados en su mayor parte por estudiantes de las Universidades de Chile y Santa María y dirigidos por los pintores Gastón Vilavecchia, artista italiano radicado en Viña, Nemesio Rivera y Jorge Osorio. Cada grupo desarrolló un tema distinto, y por la magnitud de la tarea, tuvieron que apoyarse en una infraestructura de carácter casi empresarial.
Durante los días en que duró la ejecución de la obra, el puente se convirtió en objeto de una virtual romería popular. Los comités con todos sus integrantes iban a ver los avances del mural. Y llevaban comida y refrescos para los pintores.
El mural causó una gran impresión en la zona. Y desencadenó una ola de iniciativas que se regó por toda la provincia. Se pintaron muchos otros murales importantes: uno encargado por los portuarios, otro en Quintero, etc. En el Comando subsistían todavía, a pesar de todo, algunas reticencias, Y fue necesaria para que se disiparan, la opinión categórica del propio candidato, que calificó el movimiento de los murales como lo más novedoso de su campaña. Fue por lo demás el propio Allende quien llevó a Santiago la idea de reproducir el ejemplo.
La historia posterior es más conocida. La pintura mural se convirtió en un fenómeno artístico nacional de masas y alcanzó su plenitud en la campaña electoral de 1970. Lo que había nacido en aquel mes de julio de 1963 como una iniciativa local, producto de la imaginación de un pequeño grupo de porteños, pasó a convertirse en uno de los aportes más pujantes y originales de la creatividad popular chilena cuyos ecos, como ya hemos dicho, llegaron más allá de nuestras fronteras.
Son muchos los nombres ligados a esta gran aventura artística colectiva. Yo quiero evocar únicamente el de un pintor de brocha gorda, Ramón Meza, que enseñó a los jóvenes brigadistas del cerro Placeres cómo pintar las letras de manera profesional. El, sin saberlo, se convirtió así en uno de los pioneros de aquel vasto movimiento.
Patricio Cleary

Comentarios

Domi Le Cerf ha dicho que…
muy buen blog. Valparaíso se lleva en el corazón.
saludos!

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