Arturo Morales


El autor porteño es una voz distinta a la de los poetas más jóvenes que hemos leído últimamente
“La muerte no es lo central / sino el influjo suicida que ejerce / callar para siempre”. Así abre Arturo Morales (Valparaíso 1964) la segunda edición aumentada de su libro “Escenas de un país en guerra y otros versos”, y las poéticas sorpresas conmovedoras siguen. El autor no es primera vez que versifica su mirada al mundo. Ha escrito, publicado y sido premiado varias veces, llegando a más de una década como poeta por estas ciudades. Y esto último no es tema menor en la producción de Morales. En el presente texto hay ciudades, muchas ciudades, pero miradas a través de un cristal que filtra y selecciona lo humano. Así cada escena, como se parcelan los poemas de la primera parte del libro, tiene en primer plano siempre a la mujer o al hombre. Y de fondo siempre la urbe .
Y así este poeta paisajista utiliza el tono escritural del iluminado, del vate , de la escuela paralela a Parra. Es decir, con una palabra, Arturo Morales, le guste o no-yo creo que le gusta- es nerudiano. Olímpico. Primera persona, hablante lírico sapiente, no extraviado sino con el deseo de mostrar, iluminar las zonas oscuras del laberinto.”Estamos en guerra y los muertos no están esparcidos por las calles / pero sabemos por el ruido de las balas que caen veloces los cuerpos”.
Poeta por eso de la vieja escuela, previo. No finisecular, sino justamente secular. Del siglo de los fundadores.”…cuando presumo fundar ciudades/ en cualquier mapa que olvide el mundo (…) / mejor dicho declaro fundada esta ciudad / y todo cuanto secreto extienda la ola…”
Versificación en tono mayor, largos poemas llenos de figuras retóricas, léxico buscado y una vez encontrado, siempre cuidado léxico. También hablante lírico autoconsciente de su oficio. Sabe, no olvida que es poeta. Así visto, leído, apreciado y finalmente incorporado a nuestro espíritu el, además bellamente libro de Arturo Morales, con una voz distinta a la de los poetas más jóvenes que hemos leído últimamente, insiste con solidez en instalarnos frente a poemas que resisten a ser demolidos por una guerra en un país y sus ciudades modernizándose y postmodernizándose borrando así las huellas humanas. En contra de eso, este poeta levanta sus escenas.


Reseña escrita por Gabriel Castro
Literatura diario el Mercurio de Valparaíso
Domingo 23 de Enero 2005

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