Hegemonía cultural a la chilena

El arte y la cultura en sus múltiples expresiones materiales tienen un carácter esencialmente subversivo. Chile es un país que ha sido generoso de creadores, de trabajadores de la cultura. Quizás ese aspecto sea uno de nuestros rasgos de identidad más destacados en el mundo, prueba de ello los siempre presentes autores nacionales en las librerías y bibliotecas en las referencias y homenajes de la memoria planetaria. Sería extenso consignar cada uno de los nombres que han hecho de Chile un referente universal, pero Neruda, Gabriela Mistral son un testimonios de aquello y donde la continuidad es generosa y múltiple, no sólo en literatura, sino también en otras expresiones como pintura, canciones etc… . Chile actualmente es un territorio hegemonizado por el neoliberalismo y sus leyes de mercado, leyes de carácter científicas que se han convertido en una verdad absoluta, en un dogma que se tiene que aceptar porque sí, practicar sin cuestionar ni disentir. En este caso la hegemonía de lo monopólico, de lo antidemocrático, de lo depredador, está al frente y más allá aún se le blinda, se le constitucionaliza, se lo protege con el siempre omnipresente poder del resguardo económico, todo para que a nadie se le ocurra algo raro o diferente, que a nadie se le ocurra comportase de un modo inhabitual.. Ahí en lo raro, en lo diferente, en lo particular, en lo individual pareciera que se nos vienen ecos de otros mundos, de otras realidades que podemos transitar, haciéndolo con una voz propia a la chilena como diría Allende, podemos hacer una Hegemonía cultural a la chilena, podemos intentar participar de otro modo en la comunidad, en Lo local de Valparaíso, en esta realidad que no tiene un plan definido, no es una idea prediseñada. Valparaíso es una ciudad orgánica y su valor más importante es el habitante, su historia, pero hoy los desafíos concretos son imaginar y construir nuestro tiempo, nuestro Valparaíso y hacerlo a pesar de los ministerios como el de la Cultura y las Artes que fomenta los llamados “proyectos de arte”, en una lógica de mercado para terminar produciendo poemas de 1.000 10.000 y 100.000 pesos dependiendo del segmento al que quiero llegar y a la rentabilidad que quiero obtener. Nada ha escapado al nuevo dios.La hegemonía de la Cultura nace cuando somos actores de la participación. Es decir participamos no como meros espectadores sino actores de un proceso que responde a las expectativas de vivir en un mundo democrático, solidario, tolerante, respetuoso de nuestra relación con la naturaleza y el mundo en que vivimos con nuestras legítimas diferencias. Valparaíso es un potencial creativo que puede expresarse en la participación de la base social, en las organizaciones autónomas e independientes que incorporan los elementos de la cultura y la educación a su desarrollo. En la relación que se puede dar entre las escuelas y los artistas y en la creación de un diálogo fecundo como lo hubo en un Chile más democrático. Son posibles los diálogos, es hacia allí donde tenemos que transitar, por ejemplo aquel que hubo en nuestra patria entre política y arte, como símbolo de aquello quede el proceso del presidente Allende, que hasta el día de hoy todo ese empeño lo vemos o lo escuchamos en las informaciones que nos vienen del mundo cuando en muchos idiomas y dialectos nos recuerdan que el pueblo unido no debe ser vencido, que crear la idea de un mundo diferente es lo que hacen los estudiantes en las calles de Chile, que educación es un factor para crear una hegemonía cultural, que todos podemos soñar tras los barrotes, que nadie puede ahogar lo esencialmente subversivo que tienen las palabras, las canciones, los colores en los muros de la ciudad, en fin cuando expresa conceptos como sol, mano, justicia, dignidad. Arturo MoralesPoetaLicenciado en EducaciónDiplomado en Gestión Cultural

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